Estado civil cansada de estar cansada
SOBREVIVIR CADA DÍA, NO ES VIVIR
Hola a tod@s,
En el post de hoy os voy a hablar de lo duro que es vivir siempre cansada y cómo se llega a está situación. Vivir con un agotamiento tal que no puedes ni hacer las cosas básicas de cada día. Levantarse de la cama más cansada que como te has acostado se convierte en lo normal. Con el cuerpo dolorido y entumecido, la cabeza aturdida y la visión tan borrosa que es imposible leer.
Cuando no tienes estás enfermedades, no puedes ni imaginar lo que es vivir con síndrome de la fatiga crónica y fibromialgia. Con los dolores de la fibromialgia puedes aprender a vivir, sin olvidar que cada persona tiene su nivel de dolor. Yo he aprendido a vivir con dolor, va conmigo siempre. Así que he aprendido a moverme de la mejor manera posible para no disparar mis puntos fuertes de dolor.
Hace años que no giro la cabeza. Si estoy de pie, para mirar algo tengo que girar el cuerpo entero y si estoy sentada, dejo que me lo cuenten porque me es imposible. No doblo las rodillas para agacharme a recoger algo ni separo los brazos del cuerpo para evitar los dolores de hombros. Y así cada parte de mí, jugando a hacer los movimientos justos para evitar los dolores fuertes. Es muy duro tener que estar calculando tus movimientos. Hay días mejores, pero aún así asumo que es una parte de mi vida que nunca se irá.
Pero a pesar de lo duro que es el dolor de la fibromialgia, el síndrome de la fatiga crónica es lo que hace de mi vida una verdadera pesadilla. Es terrible para mí, una persona muy activa, que siempre ha disfrutado de hacer muchas cosas. Me ha encantado viajar, salir a comer o cenar, comprar... He sido la primera en apuntarme a cualquier experiencia nueva que pudieran proponer, tanto familia como amigos. Pero cuando te encuentras bien y puedes con todo no puedes ni imaginar lo que la vida puede cambiar. Y con salud de todo se sale y se puede con todo lo que la vida te quiere machacar, pero con ésta fatiga diaria ya no te quedan fuerzas.
Yo siempre digo que la vida es eso que pasa mientras tú haces planes. La vida puede ser muy dura y empeñarse en hacerte fuerte a base de golpes. Debe querer que yo sea Superwoman y por eso no para de darme donde más duele. Y aquí me tenéis; mi estado natural es cansada y si hago cualquier cosa cambia a exhausta. Hay noches que no me voy a la cama porque no soy capaz de levantarme del sofá y andar hasta allí. Cuando me decido y me voy a la cama no puedo dormir, me dan las 3 o 4 de la mañana con suerte, porque muchos días veo amanecer y me levanto como me acuesto sin dormir.
Levantarme de la cama es una verdadera pesadilla. Me faltan fuerzas para hacerlo y empezar el día y cuando consigo levantarme lo hago dolorida, entumecida, con vista borrosa y muchos días con dolor de cabeza, con este panorama tengo que empezar el día. Recuerdo vívidamente los días que tenía que ir a trabajar llorando porque literalmente mi cuerpo no tenía fuerzas para moverse. Durante años he gastado mis vacaciones en horas que me descontarán en el trabajo por llegar tarde. Y eso sin contar las horas extra que me he quedado para hacer todo aquello que no había podido de buena mañana o porque durante el día iba muy lenta.
Tampoco es agradable cuando estás en casa y ves que hay cosas que hacer, tu cabeza te lo repite una y otra vez pero tu cuerpo no se puede mover. Y los días que tengo que hacer algo sin remedio, después parece que una piedra cae sobre mí y me aplasta, provocando una mezcla entre dolor, fatiga y sudores. Y según va pasando el tiempo la cosa va a peor. Hay días que no soy capaz de andar hasta la farmacia que está en la calle de abajo, que pueden ser 150 metros. Es difícil que se pueda entender si no lo pasas ¿Cómo puedes explicar que ducharte te agota y tienes que sentarte cuando sales? Incluso hay días que tengo que tumbarme antes de poder secarme.
Ir de vacaciones o salir un día es muy difícil, no se como me levantaré y sólo de pensar que tengo que arreglarme o hacer maletas, me entra una ansiedad terrible. La última vez que fui de fin de semana el hotel era muy grande e ir de la habitación al comedor o a la salida era agotador.
Mi madre se ha venido a vivir muy cerca de mi casa, para así poder cuidarla mejor, pero muchos días no soy capaz de ir a su casa, tengo que pedirle a mi hijo que vaya él. Me cuesta cuidarme a mí misma pero tengo que cuidar de los demás, no me que más remedio. Me necesitan y ahí estoy.
Los médicos no se ponen de acuerdo en la causa de está enfermedad, pero están casi seguros que es debido a tener durante mucho tiempo la adrenalina alta, por nervios, ansiedad y exceso de presión en la vida diaria. El sistema nervioso central ya no funciona correctamente. Yo empecé a encontrarme mal con dolores y cansada cuando nació mi hijo hace 24 años. La ilusión de mi vida siempre fue tener un hijo o adoptarlo, siempre lo tuve claro, me daba igual casarme o no, pero tendría un hijo. Hace 30 años no era tan fácil como ahora, pero aún así lo tenía muy claro.
Pero me casé y cometí el error más grande de mi vida, pero este tema os lo explicaré otro día. La cuestión es que cuando por fin estaba embarazada el padre de mi hijo tenía otras cosas en su vida y no le importaba mucho ni el bebé ni yo.
Todo el embarazo lo pasé llorando y estresada, confundida por el comportamiento del padre de mi hijo. Él aparentaba delante de la gente que era una persona maravillosa, pero luego pasaba de todo en casa. Hizo creer a todos, incluso a mí, que yo había perdido la cabeza con el embarazo, que siempre estaba de mal humor.
Cuando nació mi hijo no se quedó ni una noche en el hospital y después me llevó a casa de mi madre más de una semana. Vivíamos en una casa y él se iba allí, siempre decía que no podía venir por el trabajo. Todos estos nervios hicieron que mi hijo naciera con algunos problemas de salud y nos pasábamos la vida en urgencias. Estuve 8 meses sin dormir, tuve que volver a trabajar antes de tiempo por problemas en la empresa y me iba a trabajar sin dormir. No me recuperé nunca, me mandaron al Psiquíatra porqué decían que tenía depresión posparto.
Mientras tanto el padre de mi hijo, no movía un dedo. Desde la mañana hasta la noche se iba supuestamente a trabajar. Cuando llegaba a las tantas de la noche, pasaba de largo y se iba a dormir. Nunca dijo vete a dormir ya me quedo yo con el bebé, no se levantó ni una noche y cuando le decía algo, siempre me decía que no estaba bien de la cabeza o que es lo que había. Estaba tan hundida que no podía reaccionar y siempre estaba cansada. Me quitó lo más importante de mi vida, disfrutar de mi bebe y me dejó una enfermedad muy dura.
En próximos post os seguiré contando más sobre mi vida y mi enfermedad.
Saludos, hasta pronto.
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